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Rosa Ponce de Zamudio reitera constantemente sobre su esposo: “con este vasco cabeza dura no se podía... Siempre hacía lo que quería”. Ella lo identificaba como un vasco aunque a esos orígenes nos cueste encontrarlos. Sabemos que es chaqueño de nacimiento y que sus padres venían de la Provincia de Corrientes. Pero Ernesto Zamudio se consideraba ‘vasco’, de origen vasco, y actuaba y se comportaba como un vasco. Eso nos basta para darle un sentido a su identidad.1
Cerca de la metrópoli de Bilbao, en la Provincia de Bizkaia, en Euskadi, se encuentra el poblado Zamudio, que es donde se origina el linaje familiar. Fue una anteiglesia de la merindad de Uribe que en el siglo XVIII ya contaba con 97 viviendas en la comarca, esparcidas en cuatro barriadas: Aranoltza, Daño, Geldo y Ugaldeguren, y en ese entonces ocupaba el asiento N°42 de las Juntas Generales de Gernika.2
Los datos existentes atestiguan que la casa torre de Zamudio fue fundada a finales del siglo IX por Galindo Ordóñez de Gabiria, nieto del rey de Navarra Fortunio Garcés. Cerca de esa torre tendría lugar en 1234 la cruenta batalla entre el dueño de la misma, Fortún Galíndez de Zamudio, y los caudillos Zamudio.
La localidad posee un escudo de armas: en campo de oro un roble de su color, sobre ondas de azur y plata, acompañado de cuatro panelas de azur y en los flancos, cadenas de azur en palo con cinco eslabones.
Zamudio (Bizkaia). Caserío solar Cadalso, edificio renacentista de mediados del siglo XVI, originario del escritor del siglo XVIII José de Cadalso y Vázquez (hijo de José Cadalso y Vizcarra).
Ernesto Zamudio nació en Resistencia el 10 de noviembre de 1898 y murió en la misma ciudad el 21 de marzo de 1958, con apenas 59 años, de una enfermedad que fue minando sus bronquios y pulmones. Realizó sus estudios en la Escuela Nº1 «Benjamín Zorrilla» y se recibió de maestro en la Escuela Normal Sarmiento en 1917. Ejerció la docencia por poco tiempo, para dedicarse de lleno a la tarea periodística, que se inició en la revista estudiantil Albores. Colaboró en los periódicos El Constitucional y El Censor, hasta que finalmente comenzó como redactor de El Territorio. Al morir su director Ángel Polo en 1925, el comité local de la Unión Cívica Radical le propone a Zamudio la dirección del periódico. Desvinculado más delante del partido, el director convertiría al diario en una sociedad, a la que adhirió Luis Viola y Ernesto Bissón.3
La lucha por la libertad de expresión y el derecho de imprenta signaron la vida de Zamudio. Su esposa, Rosa Ponce, nos cuenta: «no recuerdo qué gobernador estaba en esa época pero mi esposo lo criticaba mucho. Entonces prepararon un asalto al diario, y él y unos amigos se apostaron armados en los balcones para esperar el enfrentamiento... felizmente no ocurrió nada».4
El compromiso político del director de El Territorio con la Unión Cívica Radical lo llevó a correr serios riesgos en reiteradas oportunidades. Rosa recuerda: «Después del derrocamiento de Yrigoyen él redactó una proclama y se la hizo firmar a muchos dirigentes radicales. En esa proclama instaba al pueblo a tomar las armas para hacer una contrarrevolución y volver a instalarlo a Yrigoyen. Fue cuando la revolución de Pomar en el regimiento de Corrientes, a la cual se adhirieron muchos de acá. Ése fue un momento muy difícil... Después se formó un tribunal militar, no sé cómo se llama cuando hay ley marcial, pero lo defendió el mayor Moreno, porque él tenía muchos amigos...».
No fue principalmente la actuación política de Zamudio lo que le valió la popularidad entre los chaqueños, sino más bien su solidaridad y trabajo en beneficio de la clase más perjudicada.
«Inició una campaña en el diario porque en el matadero no ponían el peso que correspondía a las reses, sino que le quitaban unos kilos... Esto perjudicaba a los dueños de las haciendas y se beneficiaban los abastecedores. Denunció esto mucho tiempo en el diario, e iniciaron una causa en el juzgado. Después se robaron el expediente donde contaban todas estas cosas y fue acusado de calumnias... El abogado que tenía no lo defendió bien y él, para no caer preso, disparó y se metió en el campo de Flores Leyes que quedaba lejos de acá... Casi dos años estuvo allí.»
Ese tipo de acciones eran muy comunes en su vida. Hacía suyas las banderas de los necesitados. Era la voz de los que no tenían voz.
Su prédica opositora a los gobernadores de turno, aun de aquellos que representaban a su propio partido, le depararía un sinnúmero de problemas. El gobierno de Fernando Centeno –1923/26–, fue criticado por Zamudio y El Territorio en forma despiadada. En el mes de junio de 1926, se publicó un número especial, titulado «El Chaco, feudo de los gobernadores impuestos». Rosa Ponce de Zamudio nos dice: «...la gente de Centeno lo perseguía. Un día le tendieron una emboscada en un lugar que no recuerdo qué lugar era, pero él logró escapar por una ventana y se subió a un mateo de alquiler. Le tiraron, pero las balas no lo alcanzaron...».
No fue más fácil para él durante la llamada Década Infame, cuando gobernaba los destinos de la Argentina el General Agustín P. Justo. Los del Chaco eran guiados por el socialista José Castells (1933-1939).
La dura crítica del periódico y la incisiva pero justa pluma de don Ernesto, le valió el cierre temporario de su empresa y la consecuente persecución política.
«... en cierta oportunidad vino a buscarlo el Jefe de Policía, Lubary, con algunos agentes, pero mi marido no estaba en casa. Cuando llegó se enteró que lo buscaban y se presentó solo a la policía porque no había hecho nada malo. Allí le dijeron que estaba el país en estado de sitio y lo pusieron tres meses preso. Nunca supimos por qué...».
Ernesto Zamudio en su oficina en la dirección del diario El Territorio. 1940. Fotografía facilitada por su familia.
Zamudio sumó 27 años en la dirección de El Territorio. Se casó con una amiga de su hermana María Eloisa –poetisa y maestra–, Rosa Ponce, en 1945, con quien tendría dos hijos: Ernesto Ladislao y Carlos Alberto. A este último le tocaría la desgracia de ser uno de los fusilados en 1977, en la tristemente recordada «Masacre de Margarita Belén», durante la nefasta etapa de la última dictadura militar en la Argentina.
«No estaba todo el día en el diario. A veces escribía en la casa un poco. Tenía su máquina Olivetti... Pero se iba mucho al diario a estar con los empleados.»
La década del 40 no le depararía mejores tiempos a un yrigoyenista opositor al gobierno del General Perón. La estrategia coercitiva que se implementó entonces no doblegó la capacidad crítica y el criterio democrático de quienes hacían El Territorio. Y no torció la voluntad de este vasco chaqueño que estaba dispuesto a jugarse por entero por una causa que él consideraba justa.
El Chaco dejó de ser Territorio Nacional y dejó de ser Chaco. Se convirtió en provincia, Provincia Presidente Perón. El control de los medios de comunicación fue una suerte de política de estado. El periódico La Voz del Chaco ya había desaparecido y el pueblo sólo leía El Territorio. Cundió la idea en el partido peronista de convertirlo en un medio estatal, de divulgación de acciones oficiales, de apoyo a las actividades del gobierno, de propagador de la ideología imperante. De ahí a la expropiación del periódico pasó muy poco tiempo, porque no podías torcer la pluma de Zamudio.
«... no le convencía la justicia social que hacía Perón porque le parecía que era demagógica, y además, como él era un gran cultor y defensor de la libertad por sobre todas las cosas, le molestaba mucho esos mecanismos que tenía, tipo fascismo, donde entre otras cosas, querían manejar la libertad de prensa y otras libertades, y entonces esencialmente era eso, decía que había una castración de la libertad.»
«... en épocas anteriores se enfrentaban a los tiros de última. Que le clausuraban el diario, que no se lo clausuraban, que se lo tomaban... pero después evolucionó el mecanismo de control y directamente le cortaban el papel y se terminaba la historia. No podía salir más.»
Un diputado presentó el proyecto a la novel cámara legislativa del Chaco y tuvo un unánime acuerdo partidario.5 Zamudio comprendió entonces que debía venderlo antes que soportar una expropiación que mostraba un neto corte político. El Territorio continuó viendo la luz después de su venta a la Confederación General del Trabajo, que lo adquirió a través de un subsidio del gobierno.
«Él vendió en el 54 y vivió cuatro años más y se murió. Estaba enfermo, con una enfermedad que lo iba minando de a poco... los pulmones, los bronquios. Eso lo llevó también a no enfrentarse más decididamente al gobierno de esa época, del 54. Él intuía o presentía que se podía morir en cualquier momento y entonces prefirió venderlo barato a que lo expropien directamente.»
Rosa decía que “con este vasco cabeza dura no se podía... siempre hacía lo que quería”. Y Ernesto Zamudio hizo lo que quiso. Contra él no sirvieron ni el poder coercitivo de los gobiernos de turno, ni un dinero que intentaba comprar la libertad de expresión para crear una pluma obsecuente.
Murió defendiendo sus convicciones. Murió como debía morir un vasco.
Bibliografía y Fuentes:
1. Altamirano, Marcos Antonio y otros. Historia del Chaco. Resistencia, Cosmos, 1994.
2. Bizkaia. Heráldica de Bizkaia. Diputación Foral de Bizkaia. Pág. 29.
3. Floria, Carlos A. y García Belsunce, Cesar. Historia de los Argentinos. Buenos Aires. Editorial Kapeluz. 2 T. 1975.
4. Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, Los Vascos en la Argentina. Familias y protagonismos. Bs.As. Lara Producciones, 2000
5. López Piacentini, Carlos P. Historia del Chaco. Resistencia. Editorial Región. 5 T. 1979.
6. Maeder, Ernesto J. Historia del Chaco. Bs.As., Plus Ultra, 1997.
7. Miranda, Guido.- Tres ciclos chaqueños; crónica histórica regional. Resistencia, Norte Argentino,1955.
8. Ponce de Zamudio, Rosa. Testimonio oral. 1999.
1 Tomamos como base del presente trabajo el testimonio de la esposa de Ernesto Zamudio, a quien acompañaba su hijo durante la entrevista filmada, quien aportaba algunos datos.
2 Bizkaia. Heráldica de Bizkaia. Diputación Foral de Bizkaia. Pág. 114.
3 Echarri, Fabio Javier. Periodistas del Chaco. Crónicas de vida. Gobierno del Chaco, Subsecretaría de Cultura. Resistencia, Chaco, 2003.
4 La época que hace mención Rosa Ponce de Zamudio, el Chaco era Territorio Nacional. El gobernador era designado por el Presidente de la Nación, y su nombramiento respondía a intereses políticos. Generalmente no era un hombre consustanciado con el Chaco y preocupado por sus problemas, sino un político de alguna de las provincias limítrofes, a quien se debía favores partidarios. No había entonces, una seguridad jurídica y una garantía de respeto a las leyes.
5 En la Provincia Presidente Perón regía una constitución sancionada en 1951, que ensayaba un estado corporativo. La legislatura estaba compuesta por 15 miembros, 8 de los cuales representaban a los sindicatos.
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